Diario de campaña 7: Cambio de planes

3 de Flaurmont del año 1000

Es de día en Sukiskyn. El clan de Pyotr, Barbarel, Andrei Putov y Kälän Dräkäs han sobrevivido al ataque de tres clanes de goblins combinados. Todo el grupo está agotado y los que han luchado, con heridas. Pero Alfana dice que hay que ir a por los goblins que han robado los caballos. Los goblins no pueden montar a caballo y no pueden haber ido muy lejos. Además, a plena luz del día, los goblins no luchan demasiado bien. Pyotr está de acuerdo pero teme que pueda producirse un nuevo ataque goblin.

Kälän Dräkäs dice que todo eso está muy bien, pero que quieren dinero. Han perdido a dos de sus compañeros por un trabajo que no estaba previsto en el trato. Ellos tenían que escoltar caballos, no resistir asedios de hordas goblins. Pyotr lo ve justo y les ofrece 20 reales (monedas de oro) por cada caballo recuperado. No obstante, deciden que deben descansar al menos unas horas para estar frescos y que Barbarel pueda estudiar sus conjuros. Alfana no está de acuerdo, pero no tiene más remedio que aceptar.

Así, tras dormir unas horas, salen. Alfana ha decidido acompañarles. Conoce bien la zona y puede serles de ayuda. Parten, siguiendo el rastro de los caballos sin problemas: 41 caballos son fáciles de rastrear.

Tras un buen rato a galope, encuentran una escena dantesca: más de una docena de los caballos blancos, y un buen número de goblins yacen muertos delante del grupo. Los cadáveres están siendo devorados por escarabajos gigantes que, sin embargo, parecen preferir la carne viva porque nada más detectar a los aventureros, unos cuantos de ellos salen disparados a atacarles.

Barbarel dispara rápidamente con su arco, alcanzando a uno de ellos, más no matándolo. Kälän y Andrei hacen lo mismo con sus ballestas. Los escarabajos llegan hasta su altura y muerden a Barbarel, expulsando al mismo tiempo un liquido maloliente que quema la piel del elfo, dejándole una feas ampollas. Andrei destroza a un escarabajo con su espada, mientras Kälän continua con su ballesta. Los escarabajos son duros, y son más que ellos, así que la situación se pone complicada. Barbarel decide lanzar su hechizo de dormir sobre los escarabajos. El conjuro surge éxito inmediato y los escarabajos se quedan inmóviles.

En eso, oyen un grito. Unos metros delante del grupo, un goblin está atrapado bajo el cadáver de un caballo. A su lado, un escarabajo que no había atacado le está devorando el brazo. Kälän, Andrei y Barbarel se acercan y matan al escarabajo. Tras esto, interrogan al goblin.

Barbarel habla un poco de idioma goblin, así que es él quien trata con el maltrecho goblin. Éste les suplica que le quiten el caballo de encima, que le está aplastando, y que le curen las heridas. Pero nuestros "héroes" le ordenan que hable primero y después ya verán lo que hacen.

Así que el goblin les cuenta lo poco que sabe acerca del ataque a Sukyskin: por lo visto, los tres clanes goblin se aliaron bajo las ordenes de un hobgoblin llamado Vlack, quien les ordenó atacar los distintos caseríos de la zona. Por lo que el goblin pudo escuchar de sus jefes inmediatos estaban buscando "el mapa", aunque no podría decir a qué se estaban refiriendo.

Esa es toda la información que le sacaron al goblin. Y esa sería su última conversación con alguien, ya que deciden abandonarle a su suerte, colocando el escarabajo dormido encima del caballo. Tras esto, parten de nuevo siguiendo el rastro de los caballos.


Mapa de la zona (3 millas por hexágono)


Por la noche llegan hasta los alrededores de un campamento, en el que avistan cinco personas, cenando alrededor del fuego. Encerrados en un corral, están los caballos blancos que sobrevivieron a la masacre y aún más caballos, aunque no blancos. Kälän Dräkäs se acerca sigilosamente hasta ellos, ocultándose tras unos carromatos cercanos. Afinando la oreja, les escucha decir algo así como "hoy hemos hecho una buena compra" y "Nos pagarán bien en Kelvin".

Tras esperar a que se vayan a dormir, excepto uno que se queda de guardia, Barbarel lanza un conjuro al centinela y éste cae dormido. Tras esto, Alfana y el grupo se acercan. Kälän Dräkäs se encarga de todos los hombres, excepto su líder, rajándoles el cuello mientras duermen. Después de la matanza, despiertan al jefe.

Sobresaltado, el líder se despierta y les pregunta quienes son. Pero Kälän Dräkäs le responde que son ellos los que hacen las preguntas, como por ejemplo, cómo han conseguido los caballos. El jefe responde que aparecieron unos goblins en la tarde ofreciéndoles los caballos a 50 reales por cabeza, lo que le pareció una ganga. Le responden que esos caballos eran robados y pertenecen a el clan de Sukiskyn. El jefe les dice que se los devuelve por el mismo dinero que ha pagado, a lo que Alfana responde que no piensan pagar ni una moneda por sus caballos. Son suyos y de nadie más.

Y algo en las palabras de Alfana da una idea a Kälän Dräkäs. Habla discretamente con sus Andrei y Barbarel y llegan a un acuerdo. Inmediatamente, Kälän clava su daga en los riñones de Alfana, matándola al instante. Después le toca el turno al comprador de caballos. Ahora no hay duda de quién es el auténtico dueño de los caballos.

Esa noche, Andrei, Kälän y Barbarel descansan en el campamento, ultimando sus planes: irán a Sukiskyn, dirán que han podido recuperar los caballos, pero los goblins mataron a Alfana en el enfrentamiento. Se llevarán su cuerpo. Después duermen y esperan al amanecer siguiente para regresar a Sukiskyn.


4 de Flaurmont del año 1000

Andrei, Kälän y Barbarel vuelven a Sukiskyn y explican el embuste a la familia. Taras, destrozado, coge el cadaver de su mujer en brazos y la lleva hasta sus aposentos, donde se queda velándola. El resto del clan permanece silencioso durante la mayor parte del día.

A la noche, se reunen todos para cenar, menos Taras que continúa en sus aposentos. Pyotr, satisfecho con la lealtad de los aventureros, les ofrece como recompensa participar al 50% en la venta de los caballos, cosa que dicen aceptar agradecidos. Pero los terribles planes del grupo están por suceder: Barbarel dice que cantará una canción en recuerdo de los caídos. En realidad, apenas comienza a tocar su harpa, lo que hace es conjurar un hechizo de dormir sobre los comensales, exceptuando a Andrei y Kälän que se han apartado del radio del hechizo. Todos comienzan a caer sobre sus platos, quedando completamente dormidos, excepto Irina que se da cuenta de la situación y salta sobre la mesa con la intención de huir. Mas Barbarel continua con su hechizo y ésta acaba por caer.

Taras


Pero el ruido ha alertado a Taras, quién se asoma a la escalera. Rápidamente, se da cuenta de la situación y da media vuelta. Kälän sale corriendo tras de él, seguido de Andrei. Taras desenfunda su espada y cruza un par de estocadas con él. Mas al ver que Andrei está tras Kälän, preparado para atacarle, Taras da media vuelta y corre hasta su habitación, saltando al exterior por la ventana del primer piso. Tras caer, lastimándose, continúa corriendo hacia el bosque. Andrei hace lo mismo.

Kälän, mientras tanto, se adelanta a los establos pensando en coger un caballo para perseguir a Taras. Barbarel, por su parte, se queda en el comedor rajando metódicamente los cuellos de todos los miembros del clan. Andrei sigue en su persecución de Taras, llegándo a herirle gravemente por la espalda antes de que se le escape de nuevo. Finalmente, Taras se pierde en los bosques.

Kälän tarda más de lo esperado en montar su caballo, ya que no se ha tomado el tiempo de ensillarlo, pero finalmente logra montar uno y se dirige hacia el norte en la dirección de Taras. Andrei pierde el rastro de Taras y lo vuelve a recuperar, y así un par de veces hasta que llega Kälän Dräkäs montado a caballo. Andrei le señala a Kälän dónde se encuentra Taras y éste se lanza hacia él. Lo ve. Arremete contra él, con la intención de aplastarlo con las peñuzas de su caballo. Mas el caballo se asusta y hace un quiebro extraño que tira a Kälän al suelo, dándose un golpe tremendo. Taras sigue corriendo.

Barbarel ha acabado su sangrienta tarea y coge antorchas y un caballo antes de reunirse con sus compañeros. Tras encontrarlos, comienza una larga noche en la que los tres asesinos buscan a su última victima. Pero Taras es listo y, rodeando los árboles, ha vuelto a Sukiskyn mientras los criminales le buscan por el norte. Taras recoge al bebe de Masha, que estaba en la cocina, y tras coger el título de propiedad del caserío toma un caballo y se marcha por el camino al oeste del río.

Nuestros protagonistas siguen buscando si éxito a Taras, pero tras alejarse más de un kilómetro de Sukiskyn, descubren a un centauro que estaba acampando en el bosque. Su nombre es Corneliuss.

Corneliuss, el centauro


Viendo que Corneliuss parece manejarse bien en los bosques, le cuentan que están buscando a un asesino y le solicitan su ayuda, a lo que el centauro accede.

El grupo se pasa un par de horas siguiendo el rastro de Taras. A pesar de la habilidad en rastreo de Barbarel, no consiguen cogerle. Para cuando se dan cuenta, descubren que el rastro ha vuelto hasta Sukyskin. Allí se dan cuenta de que Taras ha cogido al bebé de Marsha, que estaba en la cocina, y se ha fugado en caballo. Sin perder tiempo Kälän Dräkäs y Andrei Putov toman dos caballos y siguen el rastro, que se aleja por el camino que se dirige hacia el norte paralelo al río.

Ambos espoléan a sus caballos para que vayan más deprisa ya que Taras les lleva mucha ventaja. El caballo de Andrei finalmente se rinde, pero Kälän Dräkäs continúa avanzando. Finalmente, a más de 12 millas de Sukiskyn, encuentra a Taras. No ha podido avanzar tan rápido al llevar consigo al bebé. Kälän saca su ballesta y le dispara. La saeta acierta de pleno, haciendo caer a Taras y el bebé. Ambos mueren en la caida.

Kälän registra las ropas de Taras y encuentra el contrato de propiedad de Sukiskyn, que se guarda. También halla dos pócimas, más una está rota. Kälän aprovecha para lamer las últimas gotas del frasco roto, pensando que pueda ser una poción de curación. Tras esto, regresa a Sukiskyn, donde se reune con sus compañeros. Ahora tienen un buen montón de caballos para vender. Barbarel les dice que por los blancos les pagarán buen precio en el pueblo élfico de Rifflian, ya que el caballo blanco es el símbolo del clan Callarii al que pertenece él. Además, él se ha criado en Rifflian y lo conoce perfectamente.

También descubren que Corneliuss, el centauro, puede comunicarse con los caballos y dirigirlos. Viendo la oportunidad, le ofrecen ayudarles a guiar los caballos hasta Rifflian, a cambio de una participación en el negocio. Corneliuss acepta.

Para esconder posibles pruebas, cogen todos los cadáveres de los habitantes de Sukyskin, los queman, y los entierran a una buena distancia del caserío.

Por último, registran la base de Sukyskin, buscando cualquier cosa de valor antes de marcharse. Y encuentran en las habitaciones de Pyotr un cofre. Kälän Dräkäs abre el cofre y un dardo sale volando, pasando peligrosamente cerca de su cuello. La próxima vez deberá ser más precavido. En el cofre encuentran 2500 reales. También hallan en las habitaciones de Kuzma, la clériga, 8 pociones. Pero no saben de que tipo son. Kälän Dräkäs se lleva una colección de dagas que Taras tenía en su habitación. Andrei coge un tapete bordado con formas hexagonales que adornaba el salón principal. Y el grupo se lleva también todas las provisiones del caserío, llenando las alforjas con ellas.

Ya ha amanecido y todavía no han dormido, pero deciden seguir en marcha para alejarse de Sukyskin lo antes posible. Tras hacer los últimos preparativos, se marchan con los caballos y el botín.


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