Diario de campaña 8: La carta

5 de Flaurmont del año 1000

Dejando atrás Sukyskin, Andrei, Kälän, Barbarel, y su nuevo socio Corneliuss, marchan hacia el norte, siguiendo el camino del río. Mientras el sol se eleva, el grupo se aleja de la escena del crimen. Tras avanzar unas millas, y sintiéndose ya a salvo, deciden acampar. Están hambrientos y cansados y necesitan reposar y cuidar sus heridas.


6 de Flaurmont del año 1000

Después de pasarse la mayor parte del día anterior descansando, hoy han viajado frescos y por la noche llegan al ferry de Misha. Como la vez anterior (ver Diario de campaña 5: Rumbo a Sukiskyn), Misha no parece estar en el ferry. Así que deciden descansar en la cabaña abandonada. Siguen cansados y tienen heridas que necesitan atender, así que deciden esperar aquí un día o dos.


7 de Flaurmont del año 1000

El día ha sido nublado y ventoso, pero tranquilo. Sin embargo, en la noche oyen aullidos cercanos. El grupo, que estaba frente a una hoguera en el exterior de la cabaña, ve aproximarse un hombre lobo y dos lobos. Ya han visto más de un licántropo, pero éste es mucho más grande de lo que jamás hayan visto. Rápidamente sacan de sus equipajes las plantas de acónito que guardan desde hace un mes. Pero ya al sacarlas observan como las hierbas están secas y desde luego, no parecen parar al hombre lobo, que arremete contra ellos. Kälän Dräkäs y Andrei Putov atacan con sus armas mágicas. Los dos lobos persiguen a los aterrorizados caballos, quienes pisan en su huida a Barbarel que estaba durmiendo entre ellos. Corneliuss sigue tras los lobos, atacándoles. Finalmente, una estocada certera de Andrei logra acabar con el licántropo. Corneliuss, tras matar a un lobo y ahuyentar al otro, recupera la mayor parte de los caballos. Los lobos han matado a un par de caballos y otro par se han alejado, perdiéndose definitivamente. Tras el incidente, el resto de la noche transcurre sin problemas.


8 de Flaurmont del año 1000

El grupo sigue en la cabaña del ferry de Misha. Sus heridas están mejor, pero aún necesitan algo de reposo. Andrei cree que sería buena idea marcharse ya, pero Kälän insiste en quedarse un día más. Andrei acepta pero le dice que si aparece otro hombre lobo, será Kälän el que deba acabar con él. Kälän acepta.

A mediodía, efectivamente, aparece otro hombre lobo. Barbarel, habiéndole visto a distancia, le lanza dos proyectiles mágicos antes de encerrarse junto a sus compañeros en la cabaña. Pero el licántropo arremete contra la puerta, golpeándola brutalmente. Kälän, cumpliendo lo prometido, le pide su espada mágica a Andrei. Viendo claro que el hombre lobo acabará entrando, Kälän se sube a una mesa frente a la puerta, para esperar la entrada de la bestia. Cuando finalmente el hombre lobo derriba la puerta, Kälän se lanza acrobáticamente contra el monstruo y de un solo golpe lo mata. Tras esto, se vuelve a la cama a descansar y dice "no me molestéis más".


9 de Flaurmont del año 1000

El grupo decide partir hoy. Salen al mediodía y cruzan las marismas al norte del río Volaga, debiendo pasar la noche en ellas al pillarles la oscuridad. A pesar de que extreman las precauciones, la noche transcurre tranquila y no sucede ningún incidente.


10 de Flaurmont del año 1000

Tras atravesar las marismas, llegan por la noche al ferry de los gnomos. Allí deciden pasar la noche. Los precios de los gnomos son muy caros, pero la calidad de la comida, la bebida y las habitaciones es excelente. El grupo comenta entre si que puede que estos gnomos tengan mucho dinero y que quizás, después de vender los caballos, podrían volver aquí a robarles. Kälän Dräkäs observa detenidamente los movimientos de los gnomos. Sin embargo, no ve nada que le pueda reportar información. E incluso uno de los gnomos parece darse cuenta de la vigilancia de Kälän, lo cual no le hace mucha gracia.

El ferry de los gnomos


11 de Flaurmont del año 1000

Después de atravesar el río con el ferry, continúan su viaje hasta que finalmente a la tarde llegan a Rifflian. Allí hay gran expectación por parte de los elfos al ver los caballos blancos. Varios de los elfos se acercan con la intención de comprar algún caballo. Barbarel lidera las negociaciones y logran colocar unos cuantos caballos a buen precio, más no los vende todos. Barbarel habla con algunos de los elfos, ya que algunos de ellos le conocen de cuando vivía aquí, y le comentan que para vender el resto debería hablar con Prestelle, la mayor comerciante del pueblo. Barbarel conoce a Prestelle, aunque nunca hizo tratos con ella.

Así que Barbarel, Andrei y Kälän entran a la residencia de Prestelle, mientras Corneliuss se queda guardando los caballos fuera. El grupo debe esperar ya que Prestelle está ultimando otro trato. Cuando les toca el turno, Prestelle reconoce inmediatamente a Barbarel y le saluda. Barbarel la saluda también y directamente le explica lo que tienen en venta. Prestelle queda impresionada y pide ver los caballos.

Así que salen fuera y Prestelle queda asombrada al ver los flamantes corceles blancos. Les pide permiso cortésmente para examinarlos y el grupo, lógicamente, accede. La comerciante echa un ojo a los dientes de los caballos y a las articulaciones de sus patas. Pero al ver los cuartos traseros de las bestias, se da cuenta de que los caballos están marcados con la "S" de Sukyskin. Inmediatamente dice: "Si estos caballos son de Sukyskin, ¿cómo es que no ha venido Stephan a venderlos?" El grupo queda aterrorizado. No se imaginaban que pudiera conocer a Stephan. En un batiburrillo de información, le dicen que ellos trabajaban para la gente de Sukyskin pero que hubo un ataque goblin y que murieron todos menos Stephan. Prestelle queda anonadada y les comenta que pasen dentro y le expliquen con calma todo lo acontecido.

El pueblo de Rifflian


El grupo comete el error de hablar todos a la vez y acaban dando datos contradictorios sobre los hechos. Prestelle está muy atenta y su expresión se ha tornado en suspicaz. Barbarel, dándose cuenta del cambio de rostro de la comerciante, toma la iniciativa y vuelve a relatarlo todo de manera más coherente. En la narración, comenta que han sido atacados varias veces por hombres lobo, quizás hasta diez veces. Prestelle queda extrañada y les dice que ella no ha visto diez licántropos en toda su vida. Les dice: "¿no tendréis una maldición encima? No es normal encontrarse tantos hombres lobo". Todos quedan extrañados y contestan que no, que ellos no sufren ninguna maldición. Al menos que ellos sepan.

Barbarel acaba su narración y los hechos parecen encajar ahora, más o menos. Prestelle no parece convencida del todo, pero acaba concluyendo que se fía de ellos ya que conoce a Barbarel. No insiste más. Únicamente comenta algo de que quizás habría que enviar una patrulla a investigar esos ataques goblins. Finalmente abandonan la conversación y proceden a la venta. Los caballos son excelentes, por lo que la venta les reporta una buena cantidad de dinero, pagado en su mayoría en gemas cristal.

Acaban de pasar la noche en Rifflian y, tras visitar a una curandera que les atiende las heridas, por la mañana marchan hacia el sur.


12 de Flaurmont del año 1000

El grupo decide dirigirse a Specularum, donde esperan buscar a un maestro de espadas que les enseñe a manejar mejor sus armas. Barbarel, por su parte, está más interesado por mejorar su habilidad con el arco. Hay dos o tres días de viaje hasta allí pero, una vez vendidos los caballos, les interesa alejarse lo más lejos posible de la escena del crimen. Puede que Kelvin ya no sea seguro para ellos. Viajan raudos y al atardecer, hacen noche al borde del camino. Calculan que para mañana a la noche llegarán a las ruinas de Krakatos, y a la noche siguiente a Specularum.

Las ruinas de Krakatos


13 de Flaurmont del año 1000

Tras viajar todo el día, al anochecer llegan hasta las ruinas de Krakatos. Allí deciden pasar la noche. Pero mientras pasean por las ruinas, observando la histórica ciudad, son emboscados. Un tipo aparece y les dice: "estoy buscando a un tal Kälän Dräkäs y a su banda, cuya descripción coincide bastante con ustedes, aunque no sabía que Rogelio Despeñaperros fuera un centauro". Antes de que puedan reaccionar, aparecen arqueros de detrás de unos muros cercanos. Al mismo tiempo, se les acercan cuatro tipos más con redes en sus manos.

El grupo decide salir cabalgando, pero los arqueros disparan sus flechas y los caballos de Kälän y Barbarel caen muertos. Ante la nueva situación, deciden cerrar filas y permanecer resistiendo el ataque. Pronto comprenden que los emboscadores no tienen intención de matarles, sino de capturarles.

Las redes caen sobre Andrei y Barbarel, pero sólo les inmovilizan a medias. Con su espada, Andrei acaba con varios de sus oponentes. Pero de detrás de los muros de las ruinas salen más atacantes y el número de ellos comienza a ser abrumador. El líder de los asaltantes se enfrenta a Kälän Dräkäs, intentando dejarlo inconsciente a puñetazos. Corneliuss, por su parte, ha sacado su arco y dispara flechas a sus adversarios, matando a un par de ellos. Pero Barbarel cae bajo las redes y los emboscadores lo inmovilizan. Al mismo tiempo, seis de los atacantes se lanzan sobre Andrei, inmovilizándole más y más.

La pelea va mal. Kälän también ha sido inmovilizado y el líder de los asaltantes se va a ayudar al grupo que está sobre Andrei. Rápidamente saca unas cuerdas y mientras el resto de sus compañeros sujetan a Andrei, el jefe ata pies y manos dejando al guerrero inmovilizado. Mientras tanto, Kälän se ha soltado de su adversario. Así que una vez inutilizado Andrei, se vuelven todos los que luchaban contra él hacia Kälän Dräkäs, y hacia Cornelius, que debido a su tamaño resulta muy difícil de derribar. Sólo quedan ellos dos para pelear.

Pero Andrei no se da por vencido. Se arrastra para coger su espada y una vez en sus manos, intenta cortar las cuerdas que le aprisionan. Su intento tiene gran éxito y corta las ataduras de inmediato. El líder de los asaltantes ve esto y, desenvainando su espada, se lanza a por Andrei. Esta vez, viene con intención de matar. Le lanza un espadazo a Andrei, que éste esquiva fácilmente. Tras esto, Andrei contraataca dándole dos golpes casi seguidos. El primero hiere de poca gravedad al líder, pero el segundo ataque le corta la cabeza de un solo tajo. El resto del cuerpo cae al momento y la cabeza rueda un par de metros.

Esto cambia totalmente el curso del combate. En apenas un minuto, Andrei, Kälän y Corneliuss acaban con el resto de atacantes. Andrei le suelta un puñetazo al último de ellos y lo deja inconsciente. Así tendrán a alguien a quien interrogar.

Lo atan y, mientras esperan a que despierte, registran todos los cadáveres y las ruinas desde las que les estaban emboscando. Encuentran una decena de caballos en las ruinas de una iglesia cercana. Los emboscadores no llevan encima más que unas pocas monedas entre todos, pero descubren algo muy interesante en los ropajes del líder: una carta. Dice así:


Kelvin, a 12 de Flaurmont del año 1000 DC.

Muy urgente.

Coge inmediatamente a todos tus hombres y dirígete hacia el sur. Cuando llegues a Krakatos, manda a cuatro de tus perros seguir hasta Specularum, donde deberán dirigirse hasta nuestra célula central allí, y entregar la carta que acompaña a ésta.

En cuanto a ti y el resto de tus hombres, deberás esperar en Krakatos. No sabemos nada con seguridad, pero podría ser que un tal Kälän Dräkäs y su banda se dirigieran hacia Specularum. En ese caso, es muy probable que pasen por Krakatos. Si así fuera, deberás hacer todo lo posible por capturarles. Los quiero vivos, ya que tal vez deba interrogarles. También es de suma importancia cogerles con todo su equipo por lo que no deberás dejar que escape ninguno de sus caballos, ya que podrían portar lo que estamos buscando en sus alforjas.

Kälän Dräkäs es un joven de unos cinco pies y medio de alto, atlético, de pelo moreno, ojos castaños, y no especialmente agraciado. En cuanto a su banda, sólo sabemos que se compone de un guerrero de tremenda fuerza y un elfo, cuyos nombres ignoramos. Sí que sabemos el nombre del cuarto y último miembro del equipo: un tal Rogelio Despeñaperros. También podría ser posible que esté con ellos un enano llamado Khanabonim aunque ciertamente, esto es muy improbable. Kälän Dräkäs fué miembro de nuestra organización pero tu no lo reconocerás, ya que era miembro de una célula de Specularum. Sin embargo, no tendrás problemas en reconocer su tatuaje.


Si pasan por Krakatos y los detenéis, manda sin demora a uno de tus perros a nuestra base central en Kelvin para darme la noticia. Hasta mi llegada, vigílales muy bien, ya que no sería la primera vez que Kälän Dräkäs se nos escapa de las manos. En caso de que los vierais y escapasen, manda un mensajero para informarme al instante, pero tú sígueles el rastro. Si por último no fuera Specularum su destino, al cabo de unos días, mandaré a alguien para daros la orden de regresar a Kelvin.

Golthar


Todos quedan anonadados con la carta. ¿Qué quiere decir todo eso? Por lo que parece, tienen algo de mucho valor para el Anillo de Hierro que ni ellos mismos saben. Kälän Dräkäs piensa que tal vez, hasta puedan sacarles algo de dinero por ello. Pero sus compañeros, por primera vez, desconfían de Kälän. Esa carta es demasiado extraña y puede que Kälän sepa algo que no quiere compartir con ellos. Barbarel, discretamente, le cuenta todo esto a Andrei y le dice que al amanecer hechizará a Kälän para que les cuente la verdad. Andrei aprueba la idea.

Después de leer la carta, recogen todos los cadáveres y los amontonan dentro de una construcción en ruinas. También llevan allí al tipo inconsciente y lo atan de una viga cabeza abajo. Esperan a que despierte. Cuando lo hace, Kälän lo interroga. Más el desgraciado sólo farfulla "Os voy a capturar. En cuanto me suelte, os voy a capturar". Parece totalmente ido. Kälän decide torturarle, a ver si así reacciona y les dice algo. A pesar de que le arranca un ojo, un pezón y los genitales, el pobre diablo no dice nada y acaba por morir desangrado.

Así que lo dejan ahí y se cambian de ruinas. Se preparan para pasar la noche a cubierto y deciden el orden de los turnos de guardias. Barbarel se queda con el último.


14 de Flaurmont del año 1000

Poco antes de que amanezca, Barbarel está acabando su turno de guardia. Tras despertar a Andrei, se pone a estudiar sus conjuros y una vez hecho, lanza un conjuro para hechizar a Kälän mientras duerme.

Kälän despierta y está bajo el conjuro de Barbarel. Éste comienza a hacerle todas las preguntas que están sin respuesta: "¿Qué busca el Anillo de Hierro? ¿Porqué nos buscan? ¿Tienes algo en tu poder que ellos busquen?". Pero para su sorpresa, Kälän no sabe nada de nada. Incluso le hacen leer su diario personal para ver si pueden averiguar algo, pero no sacan nada en claro. Sin saber muy bien que hacer, Barbarel desconjura su hechizo y Kälän vuelve a la normalidad, dándose cuenta de que ha sido hechizado. Furioso, lanza un puñetazo sobre Barbarel. Éste, para evitarlo, le vuelve a intentar hechizar pero esta vez Kälän usa su fuerza de voluntad y resiste el conjuro. Barbarel recibe un fuerte golpe. Kälän aún le suelta un par de golpes más, pero finalmente Andrei consigue calmarle. Barbarel se disculpa, pero le dice a Kälän que entienda que tenía que hacerlo. Kälän no está de acuerdo, pero aparta el asunto a un lado.

Y mientras empacan sus cosas para proseguir el viaje, oyen muchos pasos acercándose. Echan un vistazo y ven a más de 60 guerreros de la Orden del Grifo. Los reconocen por el bordado de un grifo sobre sus ropajes. Sin nada que temer de ellos, se acercan y les saludan. Uno de los guerreros, un clérigo de Asterius, se acerca y tras saludarles charla un poco con ellos. Les cuenta que se dirigen al norte, hasta la zona de Threshold. Por lo visto se ha desatado una plaga de wights que ha llegado demasiado lejos, así que se disponen a llegar allí y destruirlos a todos. Tras conversar un rato, Kälan le pregunta al clérigo si les podrían curar sus heridas. Aún no han acabado de cicatrizar bien. Los monjes guerreros acceden y, tras rezar a Asterius, lanzan unos conjuros sobre ellos que los dejan completamente repuestos. Después, se despiden y nuestro grupo se prepara para seguir rumbo a Specularum.

Después de viajar todo el día, al anochecer divisan la majestuosa ciudad de Specularum. Kälän ha vuelto al lugar donde se crió.


Continuar con Diario de campaña 9: Specularum, Specularum

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